Se acusa a las avestruces de meter la cabeza bajo tierra ante el menor. No son tan cobardes. |
Todos sentimos miedo. El miedo es una emoción animal, un mecanismo natural de defensa que nos prepara para la huida o el ataque, nos deja inmóviles o nos vuelve sumisos. El temor, la angustia, la zozobra, el pánico, son especies distintas de una misma afección del ánimo, un estado del alma provocado por algo que amenaza o pone en peligro la tranquilidad, el bienestar, la integridad o la vida del sujeto.
Pero no es lo mismo sentir miedo que ser un cobarde. Y una cosa es el valor y otra muy distinta no sentir miedo. Los toreros son un ejemplo de valentía, pero todos los toreros sienten miedo, por eso se les queda la boca seca o muerden la capa cuando el morlaco trota por la arena de la plaza. La valentía no es la ausencia de miedo, sino la capacidad para controlarlo, la habilidad para prevenir qué merece y qué no merece ser temido. El arrojado, el impávido, el que no siente miedo –decía Aristóteles- es un loco o un insensible.
Lo peculiar de la valentía no es no sentir temor, sino sobreponerse a él. Tener la fuerza para hacer lo que quiero, a pesar de lo que desea mi cuerpo hacer: huir o dar coces. El torero desea salir huyendo, pero quiere quedar bien ante su público, burlar al toro, reírse de su miedo, sobreponerse a su angustia…
Un toro puede ser bravo, pero no valiente. La bravura es natural en él. Sin embargo, el coraje de la persona valiente que hace lo que piensa que es bueno sobreponiéndose al temor que le inspira el juicio de los demás, no es natural, sino que es una virtud moral, una cualidad aprendida. Igual que podemos aprender a enfrentar los problemas de la vida doméstica, en lugar de eludirlos.
No es valiente quien se enfrenta sin más al obstáculo, sino el que se enfrenta animado por la razón que busca el bien (Marina).
Más allá del valor natural, está la valentía como una excelencia del carácter, como aquella fortaleza del ánimo que nos permite actuar a pesar de los temores haciendo lo que pensamos que es bueno o que conviene en general a la humanidad. La valentía es así el valor para hacer lo que sabemos que debemos hacer, a pesar de nosotros mismos, del mundo y de los demás, y su esencia es la del comportamiento libre… Como hay que ser valiente para ser libre, muchos cobardes prefieren la seguridad de la dependencia o la obediencia ciega, a la libertad y el riesgo de tomar decisiones y diseñar la propia vida.
Compartimos con los animales las emociones básicas, pero la inteligencia introduce un cambio radical en nuestra vida afectiva, porque nos permite dirigir la acción por valores vividos y por valores pensados (Marina).
Es frecuente que se confunda la temeridad con la valentía. Pero un temerario es alguien que no reconoce un peligro real, alguien que expone tontamente su vida (y la de otros), por ejemplo conduciendo imprudentemente un coche o teniendo relaciones sexuales sin precaución. “El miedo nos hace prudentes” –dijo Hamlet, un famoso personaje de Shakespeare.
Sin embargo, el exceso de miedo nos paraliza, nos bloquea, nos impide pensar con claridad y actuar creativamente: la angustia nos puede bloquear en un examen, el pánico puede hacer que nos tiremos por la ventana ante la amenaza del fuego… Un buen equipo de fútbol mantiene la cabeza fría a pesar del miedo a perder.
El valor es fortaleza del ánimo, fuerza de carácter. A veces, el coraje (otro nombre de la valentía) consiste en decir(se) no. Capacidad para resistir(se) a un impulso o a un acto que prevemos que pone en peligro nuestra salud, nuestro bienestar, nuestra dignidad, o la salud, la felicidad y la honra de otros. Decirle no al alcohol. cuando todos mis amigos beben, no es fácil, pues tememos al qué diran, al qué pensarán los otros.
Un toro puede ser bravo, pero no valiente. La bravura es natural en él. Sin embargo, el coraje de la persona valiente que hace lo que piensa que es bueno sobreponiéndose al temor que le inspira el juicio de los demás, no es natural, sino que es una virtud moral, una cualidad aprendida. Igual que podemos aprender a enfrentar los problemas de la vida doméstica, en lugar de eludirlos.
No es valiente quien se enfrenta sin más al obstáculo, sino el que se enfrenta animado por la razón que busca el bien (Marina).
Más allá del valor natural, está la valentía como una excelencia del carácter, como aquella fortaleza del ánimo que nos permite actuar a pesar de los temores haciendo lo que pensamos que es bueno o que conviene en general a la humanidad. La valentía es así el valor para hacer lo que sabemos que debemos hacer, a pesar de nosotros mismos, del mundo y de los demás, y su esencia es la del comportamiento libre… Como hay que ser valiente para ser libre, muchos cobardes prefieren la seguridad de la dependencia o la obediencia ciega, a la libertad y el riesgo de tomar decisiones y diseñar la propia vida.
Compartimos con los animales las emociones básicas, pero la inteligencia introduce un cambio radical en nuestra vida afectiva, porque nos permite dirigir la acción por valores vividos y por valores pensados (Marina).
Es frecuente que se confunda la temeridad con la valentía. Pero un temerario es alguien que no reconoce un peligro real, alguien que expone tontamente su vida (y la de otros), por ejemplo conduciendo imprudentemente un coche o teniendo relaciones sexuales sin precaución. “El miedo nos hace prudentes” –dijo Hamlet, un famoso personaje de Shakespeare.
Sin embargo, el exceso de miedo nos paraliza, nos bloquea, nos impide pensar con claridad y actuar creativamente: la angustia nos puede bloquear en un examen, el pánico puede hacer que nos tiremos por la ventana ante la amenaza del fuego… Un buen equipo de fútbol mantiene la cabeza fría a pesar del miedo a perder.
El valor es fortaleza del ánimo, fuerza de carácter. A veces, el coraje (otro nombre de la valentía) consiste en decir(se) no. Capacidad para resistir(se) a un impulso o a un acto que prevemos que pone en peligro nuestra salud, nuestro bienestar, nuestra dignidad, o la salud, la felicidad y la honra de otros. Decirle no al alcohol. cuando todos mis amigos beben, no es fácil, pues tememos al qué diran, al qué pensarán los otros.
La psicología actual llama asertividad a la capacidad para exponer las propias opiniones y necesidades, y para defender los derechos personales, reclamando y afirmando la diferencia propia frente a la presión de los demás.
No es valiente quien se enfrenta sin más al obstáculo, sino el que se enfrenta animado por la razón que busca el bien (Marina)
Es valiente quien hace lo que conviene a la humanidad, aunque hacer lo bueno le asuste.
Para los samuráis japoneses, el valor apenas merecía contar entre las virtudes, a menos que fuera ejercitado por una causa justa, para hacer lo correcto. Para conseguirlo, el valiente debía poder contar con las virtudes supremas: amor, magnanimidad, solidaridad y compasión. La verdadera valentía no tenía así nada que ver con los “bárbaros actos sangrientos”, sino que se definía como “no despreciar nunca a un inferior ni temer a un superior”. Los samuráis seguían el código militar Bushido. Según éste, los que aprecian el verdadero valor deben, en sus relaciones diarias, poner en primer lugar la afabilidad e intentar ganar el amor y la estimación de los demás.
No es valiente quien se enfrenta sin más al obstáculo, sino el que se enfrenta animado por la razón que busca el bien (Marina)
Es valiente quien hace lo que conviene a la humanidad, aunque hacer lo bueno le asuste.
Para los samuráis japoneses, el valor apenas merecía contar entre las virtudes, a menos que fuera ejercitado por una causa justa, para hacer lo correcto. Para conseguirlo, el valiente debía poder contar con las virtudes supremas: amor, magnanimidad, solidaridad y compasión. La verdadera valentía no tenía así nada que ver con los “bárbaros actos sangrientos”, sino que se definía como “no despreciar nunca a un inferior ni temer a un superior”. Los samuráis seguían el código militar Bushido. Según éste, los que aprecian el verdadero valor deben, en sus relaciones diarias, poner en primer lugar la afabilidad e intentar ganar el amor y la estimación de los demás.
El código Bushido enfatizaba la valentía, la integridad, la fortaleza y la lealtad. Un acto de valor no lo es si no se realiza con integridad, fortaleza y lealtad. Kurosawa, un famoso cineasta japonés, sublima la obligación tradicional del samurai, que se concretaba en “servir a su señor”, y la transforma en una obligación de “servir a la humanidad”, con el objetivo de “humanizar un mundo corrupto”.
Cuestionario
1. ¿Son más valientes los hombres que las mujeres?
2. ¿Es lo mismo sentir miedo que ser un cobarde?
3. ¿Por qué nos hace el miedo prudentes”
4. Defina “temeridad”.
5. Ponga ejemplos de actos valientes y de actos temerarios.
6. ¿Qué es la asertividad? ¿Se considera usted asertivo?
7. ¿Explique por qué el coraje moral es “fuerza de carácter? ¿Es lo mismo el carácter que el temperamento?
8. Busque información sobre la historia de los samuráis y sobre el cine de Kurosawa.
9. Comente las frase:
a) “El temor de Dios es el principio de la sabiduría”.
b) “Un temperamento miedoso puede dar a luz una personalidad valerosa”
c) “La razón concluye, pero no decide”
d) “El valor es el puente que une la razón con el deseo” (Platòn)
10. ¿Hay que ser valiente para dejar de fumar o hacer una dieta de adelgazamiento?
Bibliografìa
Josè Antonio Marina. Anatomìa del miedo. Un tratado sobre la valentía. Anagrama, Barcelona, 2006
Cuestionario
1. ¿Son más valientes los hombres que las mujeres?
2. ¿Es lo mismo sentir miedo que ser un cobarde?
3. ¿Por qué nos hace el miedo prudentes”
4. Defina “temeridad”.
5. Ponga ejemplos de actos valientes y de actos temerarios.
6. ¿Qué es la asertividad? ¿Se considera usted asertivo?
7. ¿Explique por qué el coraje moral es “fuerza de carácter? ¿Es lo mismo el carácter que el temperamento?
8. Busque información sobre la historia de los samuráis y sobre el cine de Kurosawa.
9. Comente las frase:
a) “El temor de Dios es el principio de la sabiduría”.
b) “Un temperamento miedoso puede dar a luz una personalidad valerosa”
c) “La razón concluye, pero no decide”
d) “El valor es el puente que une la razón con el deseo” (Platòn)
10. ¿Hay que ser valiente para dejar de fumar o hacer una dieta de adelgazamiento?
Bibliografìa
Josè Antonio Marina. Anatomìa del miedo. Un tratado sobre la valentía. Anagrama, Barcelona, 2006
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