Damaris Cudworth, también conocida por lady Masham nació en 1659, hija de un profesor de Cambridge, en una época en que las mujeres tenían prohibido el acceso a los estudios universitarios. Esto no le impidió recibir por parte de su padre una educación esmerada. Cuando tenía veintidós años inició una intensa correspondencia literaria con John Locke, al que describe en una ocasión como “un segundo padre”. John Locke es considerado por muchos el mayor filósofo inglés de la historia moderna, y desde luego, si no ha sido el mejor, sí ha sido el más influyente.
Aunque Locke tenía veintiséis años más que Damaris, llegaron a ser amantes y no está claro por qué no se casaron. Ella contrajo matrimonio con Francis Masham, un viudo mayor, con ocho hijos de su primer matrimonio. Sin embargo, a partir de 1690, Locke estableció su residencia permanente en casa de los Masham. Damaris lo cuidó durante sus últimos días y noches, dándole la poca comida que el enfermo podía digerir. Parece ser que Locke le dedicó sus últimas palabras:
“He vivido lo suficiente y doy gracias a Dios por haber disfrutado de una vida feliz; pero al fin y al cabo esta vida no es sino vanidad”
John Locke (1632-1704) |
Locke había dispuesto que tras su muerte, la mitad de su hacienda pasase al hijo único de sir Francis y lady Masham. El filósofo admiraba enormemente a Damaris, y ésta acabaría escribiendo dos libros al final de su vida. Puede que los pensamientos de lady Masham constituyan la primera expresión moderna del punto de vista feminista. En efecto, en Pensamientos ocasionales a propósito de una vida virtuosa o cristiana (1705) razona en contra de cualquier forma de patriarcado y a favor de una visión del cristianismo basada en una igualdad total de los sexos.
Damaris murió en 1708 y fue enterrada en la abadía de Bath.
Cuestionario
1. ¿Por qué cree usted que las mujeres tendrían vedado el acceso a los estudios superiores en la época de Locke?
2. Actualmente, ¿tienen las mujeres la misma igualdad de oportunidades de formación en todas partes que los varones?
Lea y comente el siguiente texto:
Meena Amiri, 17 años, estudiante de Mazar-e-Sharif, en la provincia de Balkh, al norte de Afganistán.
Meena dice:
“Siempre he querido ir a la escuela pero durante mucho tiempo mi padre no me dejaba porque decía que no podía permitírselo. Decía ‘Somos pobres. No puedo permitirme comprarte libros, bolígrafos y cuadernos. No tiene sentido’”.
“Pero los niños normalmente no tienen ningún problema. Las personas tratan a las niñas y a los niños de manera distinta. A las familias no les importa que sus hijos reciban una educación, pero a muchos les supone un problema que las niñas vayan a la escuela.”
(Para más información sobre la educación de las mujeres en Afganistán pincha aquí)
4. ¿Qué es el patriarcado? ¿Existen o han existido sociedades matriarcales?
Madame Châtelet |
5. Otra mujer cuyo protagonismo intelectual en su época resultó más que sobresaliente fue Gabrielle-Émilie Le Tonnelier de Breteuil, más conocida por madame de Châtelet (1706-1749). Con extraordinario talento escribió sobre física y matemáticas, traduciendo al francés y comentando los Principios matemáticos de la filosofía natural de Newton. Casada sin amor, en una época de matrimonios por conveniencia, inicio una aventura amorosa con Voltaire (1694-1778), celebérrimo escritor, que se convirtió en una relación intelectual de dieciséis años, durante los cuales vivieron juntos con pleno consentimiento de su marido. Gabrielle tuvo otros amantes aparte de Voltaire.
No debemos juzgar su importancia como intelectual en funciones con los hombres. En una carta a Federico el Grande, el déspota ilustrado de Prusia, escribe:
“Júzgueme por mis méritos, o por mi falta de ellos, pero no me considere una simple extensión de ese gran general o de aquel gran erudito, de esa estrella que brilla en la corte de Francia o de aquel renombrado autor. Soy por derecho propio una persona completa, responsable únicamente ante mí misma de todo lo que soy, de todo lo que digo, de todo lo que hago. Puede que haya metafísicos y filósofos cuya erudición sea mayor que la mía, aunque yo no los haya conocido. Sin embargo ellos también son personas frágiles, y tienen sus defectos; de modo que cuando sumo el total de mis virtudes, confieso que no soy menos que nadie”.
Comente las palabras de madame Châtelet.
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