|
"Diálogo". Foto JBL, 17 de mayo 2019. |
Muchos chicos y chicas de secundaria e incluso de bachillerato no saben cómo dirigirse a sus compañeros, a sus padres o a los profesores, no saben cómo dialogar constructivamente o expresar clara, pacífica y educadamente, sus sentimientos y emociones, de ahí que los comuniquen mediante impertinencias, coces, insultos, manotazos, amenazas, imposiciones, exclamaciones e improperios. ¡De algún modo tienen que expresarlos!
Tal vez sea esto lo que ven muchas veces en la tele o escuchan en sus casas. En ciertos espectáculos televisivos, la gente amenaza, se difama, miente e insulta, pero “la sangre no llega al río”, todo es ficción y entretenimiento, y el Coyote resucita después de haberse reventado persiguiendo al Correcaminos: terrorismo íntimo, maltrato doméstico, acoso, violación, homicidio, asesinato… son tan frecuentes en el monitor que ilumina el corazón de nuestros hogares, que hemos perdido la sensibilidad para la compasión, la piedad y el dolor. Tan habituados estamos a ver sufrir a otros que ya no nos afecta: “ese no es mi problema, tío”.