La nueva mujer dibujada por Penagos |
A principios del XX se abre paso lo que Amando de Miguel llama “nuevo régimen” en el plano de las relaciones sexuales (El sexo de nuestros abuelos, 1998), a la par de los cambios sociales que lanzan a muchas mujeres a trabajar independientes fuera de casa, y se admiran en las clases altas chicas de costumbres ligeras que fuman y beben whisky. Las dibuja Rafael de Penagos.
Antes de la guerra civil, el escritor de origen cubano Eduardo Zamacois se atreve a publicar una novela, La antorcha apagada (1935), cuyo protagonista es un hombre que se siente mujer. Insinúa el autor que la homosexualidad pueda ser congénita.
La noción tradicional de la homosexualidad, de origen patriarcal y semita, la entendía como un crimen y un contradiós. La sexualidad tenía que ordenarse necesariamente a la procreación, incluso la masturbación se tenía por nefanda, un desperdicio: el “pecado de Onán”.