Gustave Moreau. Europa y el toro, acuarela. |
Dice Boccaccio de Europa que fue mujer insigne, ilustre y virtuosa. Su nombre se arrastró e impuso a nuestro (sub)continente. Unos dicen que "Europa" significa "rostro ancho" u "ojos grandes" (εὖρος + ὤψ); otros, que su raíz semítica refiere a la caída de la tarde, al crepúsculo, o sea a las tierras que se extendían al oeste de Asia Menor, donde nacieron las primeras civilizaciones con escritura e historia.
A muchos artistas les ha encantado el motivo del hermoso toro blanco: Zeus, mujeriego empedernido y rey del Olimpo, se disfraza de toraco de ojos lindos para fascinar y raptar a la joven Europa, que jugaba con otras compas en la playa y era fenicia de origen, como su hermano Cadmo, también famoso, sobre todo, porque regaló el alfabeto a los helenos.
Lo que pocos saben es que -según el tratado De las mujeres ilustres de Boccaccio-, Pitágoras, el filósofo que dijo que todo está hecho de números, le dedicó a Europa una maravillosa estatua de metal. Pitágoras era de Asia Menor, de Samos, pero salió por piernas de su ciudad natal y fundó su escuela en Crotona, al sur de Italia, en lo que entonces se llamaba la Magna Grecia.
Tras llevarla Zeus a Creta, no sabemos si a nado o volando, tuvo comercio carnal con ella y Europa engendró tres hijos semidivinos: Minos (que luego tuvo que soportar al Minotauro), Radamantis y Sarpedón, también tuvo la amante voluntaria u obligada de Júpiter (nombre latino de Zeus) un brillante destino al casar con el rey Asterión, que adoptó generosamente a sus retoños, los cuales también devinieron ilustres y legendarios.
Tres jueces del Averno. Radamanto a la derecha y Minos a la izquierda |
Se cree que Radamantis gobernó Creta antes que Minos, que fue un excelente legislador al que plagiaron los espartanos y que casó con Alcmena, antepasada de los heráclidas. Homero describe a Radamantis o Radamanto morando en los Campos Elíseos. Paradigma de integridad, Radamanto ejerce en el Hades (el más allá griego) como juez supremo de los muertos. El poeta latino Virgilio lo describe en el libro VI de la Eneida:
«El cretense Radamanto ejerce aquí un imperio durísimo. Indaga y castiga los fraudes y obliga a los hombres a confesar las culpas cometidas y que vanamente se complacían en guardar secretas, fiando su expiación al tardío momento de la muerte. Al punto de pronunciada la sentencia, la vengadora Tisífone, armada de un látigo, azota e insulta a los culpados, y presentándoles con la mano izquierda sus fieras serpientes, llama a la turba cruel de sus hermanas [las Furias]».
Grabado de las Furias o Erinias, símbolos de la venganza y el castigo. |
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